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¿Lo sabía?

¿Lo sabía?

¿Cuál era la función del mayordomo en tiempos bíblicos?

EN TIEMPOS bíblicos, el mayordomo administraba la casa o la propiedad de otra persona.

Cuando José, un hijo del patriarca Jacob, era esclavo en Egipto, su amo lo nombró mayordomo de su casa. De hecho, este hombre egipcio “dejó al cuidado de José todo lo que tenía” (Gén. 39:2-6). Más tarde, cuando José llegó a ser un gobernante poderoso de Egipto, también tuvo un mayordomo a cargo de su casa (Gén. 44:4).

En los días de Jesús, los terratenientes solían vivir en la ciudad, lejos de sus haciendas. Así que nombraban mayordomos para que supervisaran las actividades diarias de los trabajadores que se ocupaban de ellas.

¿Qué requisitos debía cumplir el mayordomo? Columela, escritor romano del siglo primero, aconsejó que el esclavo que fuera nombrado capataz o mayordomo debía ser alguien “probado por la experiencia”. Tenía que estar “instruido [...] en las cualidades del espíritu, a fin de no ejercer su autoridad ni débil ni cruelmente”. Columela añadió: “La cualidad más importante en nuestro capataz es que no crea saber lo que realmente ignora, y que esté siempre procurando aprender lo que desconoce”.

La Palabra de Dios utiliza la figura del mayordomo para explicar algunas de las actividades que se realizan en la congregación cristiana. Por ejemplo, el apóstol Pedro anima a los cristianos a usar las capacidades que Dios les ha dado “para servirse unos a otros como buenos mayordomos de la bondad inmerecida de Dios” (1 Ped. 4:10).

Jesús mismo usó el ejemplo de un mayordomo cuando explicó la parábola que se encuentra en Lucas 16:1-8. Además, en la profecía sobre la señal de su presencia como Rey, les prometió a sus discípulos que nombraría a un “esclavo fiel y prudente” o “mayordomo fiel”. La labor principal de ese mayordomo sería suministrar a los cristianos todo el alimento espiritual que necesitaran durante el tiempo del fin (Mat. 24:45-47; Luc. 12:42). Estamos agradecidos de recibir las publicaciones que el mayordomo fiel prepara y distribuye por todo el mundo para fortalecer nuestra fe.