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¿Necesita hacer ejercicio?

¿Necesita hacer ejercicio?

¿Necesita hacer ejercicio?

“Haga ejercicio dos veces a la semana para estar en forma. Dedique treinta minutos diarios a hacer ejercicio. Si quiere prevenir el cáncer, no consuma bebidas alcohólicas. Tomar un poco de alcohol reduce el riesgo de padecer enfermedades cardíacas. ¿Lo confunden a veces tantos consejos? Un día los titulares recomiendan una cosa, y una semana después, otra completamente diferente. [...] ¿Por qué no se ponen de acuerdo los expertos? ¿Cómo es que el café resulta dañino una semana e inocuo la siguiente?” Barbara A. Brehm, doctora en Educación y profesora de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.

LOS especialistas en salud a menudo no concuerdan en cuestiones de nutrición y de buena forma física. Tanto es así que mucha gente no sabe a qué atenerse ante la marea de recomendaciones que recibe. No obstante, en lo que respecta a la actividad física moderada, parece haber consenso general entre los expertos: para mejorar la salud debe hacerse ejercicio con regularidad.

La inactividad física se ha convertido en un grave problema en nuestros días, en especial en las naciones industrializadas. En el pasado, muchos de los habitantes de estos países efectuaban duro trabajo manual en áreas como la agricultura, la caza o la construcción. Es cierto que, a menudo, el intenso esfuerzo físico necesario para subsistir sometía a tanta presión a nuestros antepasados que incluso acortaba su vida. De acuerdo con la Encyclopædia Britannica, “la expectativa de vida en las antiguas Grecia y Roma era de unos veintiocho años”. En marcado contraste, la esperanza de vida a finales del siglo XX en los países desarrollados era de setenta y cuatro años. ¿Por qué tanta diferencia?

La tecnología: ¿ventaja o desventaja?

En comparación con la gente de hace varios siglos, las generaciones actuales disfrutan de una salud relativamente mejor y de una vida más larga debido, en parte, a la revolución tecnológica. Ciertos inventos modernos han cambiado el modo de hacer las cosas y han vuelto más llevaderas muchas tareas trabajosas. Además, los profesionales médicos han hecho grandes avances en la lucha contra las enfermedades, con la consiguiente mejoría de la salud de gran parte de la población. Sin embargo, no todo son ventajas.

Aunque la tecnología moderna ha contribuido a mejorar la salud, con el paso del tiempo también ha fomentado una vida sedentaria en amplios sectores de la población. En un informe reciente titulado International Cardiovascular Disease Statistics (Estadísticas internacionales sobre enfermedades cardiovasculares), la Asociación Americana del Corazón explica que “la transición económica, la urbanización, la industrialización y la globalización causan cambios en el estilo de vida que favorecen el desarrollo de enfermedades cardíacas”. El mismo informe menciona entre los principales factores de riesgo “la inactividad física y la mala alimentación”.

Hace solo cincuenta años, el típico trabajador de muchos países sudaba detrás del arado y el caballo, iba al banco del pueblo en bicicleta y efectuaba reparaciones en casa al llegar la noche. El modo de vida de sus nietos, por el contrario, es bastante diferente. En la actualidad, el trabajador puede estar sentado delante de una computadora la mayor parte del día, trasladarse en automóvil a prácticamente cualquier sitio que tenga que ir y pasar la noche frente al televisor.

Según cierto estudio, los leñadores suecos, que en el pasado quemaban hasta 7.000 calorías diarias talando árboles y transportando troncos, ahora supervisan sofisticadas máquinas que realizan gran parte del trabajo duro. Hubo un tiempo también en el que la mayoría de las carreteras del mundo las construían y mantenían obreros con pico y pala. Hoy día se hace la misma labor, incluso en países en vías de desarrollo, con niveladoras y otra maquinaria pesada.

En algunas regiones de China, el ciclomotor amenaza con ocupar el lugar de la bicicleta como principal medio de transporte. Y en Estados Unidos, donde el 25% de los desplazamientos son de menos de un kilómetro y medio, hasta el 75% de estos breves recorridos se hacen en automóvil.

La tecnología moderna también ha creado una generación de niños sedentarios. Cierto estudio indicaba que a medida que los videojuegos se vuelven “más entretenidos y realistas, los niños [...] pasan más tiempo con las videoconsolas”. Y parece que lo mismo ocurre con la televisión y otras formas de entretenimiento sedentario para niños.

Riesgos del sedentarismo

Esa marcada disminución del esfuerzo físico ha ocasionado numerosos males físicos, mentales y emocionales. Un organismo británico encargado de velar por la salud, por ejemplo, informó recientemente: “Los niños inactivos corren el riesgo de tener menos autoestima y sentir más ansiedad y tensión. Asimismo, hay más probabilidades de que fumen y consuman drogas que los niños activos. Los empleados que no hacen ejercicio faltan más días al trabajo que quienes sí lo hacen. Y con los años, las personas inactivas pierden la fuerza y la flexibilidad mínimas para realizar las tareas diarias. Como consecuencia, muchas pierden su independencia y se deteriora su salud mental”.

Cora Craig, presidenta del Canadian Fitness and Lifestyle Research Institute (Instituto canadiense de investigación sobre el estado físico y el estilo de vida), explica que “los canadienses ya no efectúan tanta actividad física en el trabajo como antes [...]. En términos generales, se ha reducido la actividad”. El periódico de Canadá The Globe and Mail expone lo siguiente sobre ese país: “El 48% de los habitantes padecen sobrepeso y, de estos, un 15% son obesos”. Además, añade que el 59% de los adultos son sedentarios. El doctor Matti Uusitupa, de la Universidad de Kuopio (Finlandia), advierte que “el número de casos de diabetes tipo 2 aumenta velozmente en todo el mundo debido a la creciente incidencia de la obesidad y la vida sedentaria”.

Un estudio reciente llevado a cabo en Hong Kong reveló que el 20% de las muertes de personas de 35 años o más están relacionadas con la falta de actividad física. Dicho informe, coordinado por el profesor Tai-Hing Lam, de la Universidad de Hong Kong, y publicado en el año 2004 en Annals of Epidemiology, llegó a la conclusión de que “los peligros que entraña la falta de ejercicio sobrepasan a los del consumo de tabaco” entre la población china de Hong Kong. Los investigadores predicen que el resto de China “pronto vivirá una situación parecida de mortalidad elevada”.

¿Están justificadas tales afirmaciones? ¿De verdad es más perjudicial para la salud la falta de ejercicio que el tabaco? Casi todo el mundo reconoce que las personas que no son activas, comparadas con las que sí lo son, suelen tener la presión arterial más alta, mayor riesgo de apoplejía, infarto y osteoporosis, y más probabilidades de desarrollar determinados tipos de cáncer, así como mayor propensión a la obesidad. *

El diario The Wall Street Journal señala: “En cualquier continente del planeta, incluso allí donde cunde la desnutrición, aumenta a un ritmo alarmante la cantidad de personas con sobrepeso u obesas. La principal culpable es la misma combinación de dietas hipercalóricas y vida sedentaria responsable de la epidemia de sobrepeso en Estados Unidos”. El doctor Stephan Rössner, profesor de Comportamiento Saludable en el Instituto Karolinska, de Estocolmo (Suecia), no solo comparte esta opinión, sino que llegó a afirmar: “No hay un solo país del globo en el cual no esté aumentando la obesidad”.

Un problema global

Está claro, pues, que un programa de actividad moderada resulta crucial para nuestro bienestar. Aun así, pese a los tan divulgados riesgos que conlleva la inactividad, un gran sector de la población mundial sigue sin hacer algo al respecto. La Federación Mundial del Corazón apunta que entre un 60 y un 85% de los seres humanos “no practican el ejercicio mínimo necesario para que tenga efectos beneficiosos en la salud, sobre todo en el caso de las niñas y las mujeres”. Esta misma organización declara que “la actividad física de casi dos tercios de los niños tampoco resulta suficiente para su salud”. En Estados Unidos, aproximadamente un 40% de los adultos llevan una vida sedentaria, y casi la mitad de los jóvenes de entre 12 y 21 años no practican con regularidad ningún ejercicio intenso.

Una investigación sobre el predominio del sedentarismo llevada a cabo en quince países europeos reveló que los porcentajes de personas que no hacían ejercicio oscilaban entre un 43% en Suecia y un 87% en Portugal. En la ciudad brasileña de São Paulo, el 70% de sus habitantes llevan una vida sedentaria. Y según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las “cifras obtenidas en encuestas sobre la salud por todo el mundo concuerdan notablemente”. No debería sorprendernos, por tanto, que todos los años mueran unos dos millones de personas por causas relacionadas con la falta de ejercicio físico.

Esta tendencia inquieta a diversos especialistas en salud del mundo entero. Para ponerle freno, varios organismos oficiales de todo el globo han iniciado diversas campañas destinadas a concienciar al público sobre los beneficios de la actividad física moderada. Para el año 2010, Australia, Japón y Estados Unidos esperan lograr un aumento del 10% en la cantidad de ejercicio físico que realizan sus habitantes. Escocia aspira a que el 50% de su población adulta practique alguna forma de ejercicio regular en el año 2020. Un informe de la OMS indica que “otros países que han lanzado campañas nacionales para fomentar la actividad física fueron México, Brasil, Jamaica, Nueva Zelanda, Finlandia, la Federación Rusa, Marruecos, Vietnam, Sudáfrica y Eslovenia”.

Pese a los esfuerzos de los gobiernos y las organizaciones sanitarias, los máximos responsables de cuidar de nuestra salud somos cada uno de nosotros. Pregúntese: “¿Soy una persona suficientemente activa? ¿Hago el ejercicio necesario? Y en caso negativo, ¿qué puedo hacer para cambiar mi estilo de vida sedentario?”. El próximo artículo mostrará cómo incrementar el ejercicio físico que hacemos.

[Nota]

^ párr. 16 El sedentarismo puede aumentar notablemente la predisposición a padecer algunas enfermedades muy graves. Por ejemplo, según la Asociación Americana del Corazón, la inactividad hace que “las posibilidades de desarrollar enfermedades cardíacas se dupliquen y que las de sufrir hipertensión se incrementen en un 30%. También duplica el riesgo de morir de enfermedades cardiovasculares y apoplejía”.

[Recuadro de la página 4]

La falta de ejercicio sale cara

A multitud de gobiernos y organizaciones sanitarias les preocupa la enorme carga económica que supone para la sociedad la falta de ejercicio.

Australia. En este país, la inactividad provoca unos gastos anuales en materia de salud que ascienden a 377 millones de dólares.

Canadá. Según datos de la Federación Mundial del Corazón, Canadá destinó en un año más de 2.000 millones de dólares a gastos de atención sanitaria “atribuibles a la falta de ejercicio”.

Estados Unidos. En el año 2000, los gastos médicos directamente relacionados con la falta de actividad sumaron en este país la astronómica cifra de 76.000 millones de dólares.

[Ilustraciones y recuadro de la página 5]

El ejercicio y los niños

Informes recientes han revelado que cada vez son más los niños que no practican ningún tipo de ejercicio de forma regular, una tendencia más acusada entre las niñas que entre los niños. Por lo visto, los jovencitos disminuyen la cantidad de ejercicio que hacen conforme van creciendo. Entre los múltiples beneficios que tiene para ellos la actividad física regular están los siguientes:

● Contribuye a desarrollar huesos y músculos fuertes, así como buenas articulaciones

● Previene el sobrepeso y la obesidad

● Previene o retrasa los problemas de hipertensión

● Reduce el riesgo de padecer diabetes mellitus tipo 2

● Aumenta la autoestima y previene la ansiedad y el estrés

● Fomenta un estilo de vida activo que puede prevenir el sedentarismo en la adultez

[Ilustración y recuadro de la página 6]

Los mayores y la buena salud

Se ha dicho que cuanta más edad tenga una persona, más beneficioso le resulta seguir un programa de ejercicio moderado. Aun así, muchas personas mayores se resisten a emprenderlo por miedo a lesionarse o enfermarse. Aunque es recomendable que consulten a un médico antes de iniciar cualquier programa de ejercicio intenso, los entendidos opinan que la actividad física regular puede mejorar significativamente la calidad de vida de los adultos de edad avanzada. He aquí algunas áreas en las que los mayores probablemente notarán mejoría:

● Lucidez mental

● Equilibrio y flexibilidad

● Salud emocional

● Recuperación más rápida de enfermedades o heridas

● Metabolismo

● Funciones gastrointestinales y hepáticas

● Sistema inmunológico

● Densidad ósea

● Energía física