Ir al contenido

Ir al índice

El “genio olvidado” de Gran Bretaña

El “genio olvidado” de Gran Bretaña

El “genio olvidado” de Gran Bretaña

DE NUESTRO CORRESPONSAL EN GRAN BRETAÑA

ROBERT HOOKE, calificado ya en su época de “el hombre con más inventiva de todos los tiempos”, es considerado hoy el Leonardo da Vinci británico. * Este investigador, que nació en 1635 y falleció en 1703, asumió en 1662 el cargo de director de experimentación en la Sociedad Real de Londres, de la cual llegó a ser también secretario en 1677. Pese al prestigio que alcanzó en el ámbito de la ciencia, sus restos yacen en una tumba desconocida, en algún punto del norte de Londres.

En los últimos años, algunos historiadores y científicos han puesto gran empeño en reivindicar a este “genio olvidado”, por usar las palabras de uno de sus biógrafos, Stephen Inwood. En el año 2003, al cumplirse el tercer centenario de la muerte de Hooke, el Real Observatorio de Greenwich (situado en Londres) exhibió algunos de sus extraordinarios inventos y hallazgos. Pero ¿quién fue realmente este personaje y por qué permaneció casi en el olvido durante tanto tiempo?

Su legado

Hooke fue, sin duda, un erudito y un brillante inventor, pues entre sus múltiples creaciones figuran la junta o articulación universal, usada en muchos vehículos de motor; el diafragma iris, que regula la apertura de las cámaras fotográficas, y el volante con resorte espiral de los relojes. Además, formuló la ley de la elasticidad, o ley de Hooke, ecuación con la que hasta nuestros días se calcula la elasticidad de los muelles. También construyó una bomba neumática para Robert Boyle, eminente físico y químico de Gran Bretaña.

Uno de sus mayores logros fue diseñar un microscopio compuesto, que materializó más tarde Christopher Cock, famoso fabricante de instrumentos londinense. Además, Hooke fue el primero en utilizar la palabra célula para referirse a las cavidades microscópicas que descubrió en el corcho, las cuales parecían celdillas de un panal. Dicho término se aplicó con el tiempo a los componentes básicos de los seres vivos.

En 1665, Hooke publicó su obra Micrografía (literalmente, “descripción de objetos pequeñísimos”), la cual le granjeó de inmediato la fama. En ella incluyó ilustraciones muy precisas, realizadas por él mismo, de los insectos que veía a través de su microscopio. La más famosa es un grabado de 30 por 45 centímetros [12 por 18 pulgadas] que representa a una pulga con sus uñas, espinas y tórax segmentado. La idea de que esas minúsculas criaturas vivieran en muchos casos sobre el ser humano escandalizó a numerosos lectores pudientes de la época. Dicen que las damas se desmayaban con solo ver la ilustración.

Hooke comparó las imágenes de puntas de alfiler vistas al microscopio con las puntas de algunos objetos naturales y escribió: “El microscopio nos suministra cientos de casos de puntas miles de veces más agudas” que las de una aguja. Puso como ejemplos los pelos, cerdas y garras de los insectos, así como las espinas, ganchos o pelos de las hojas. Opinaba que estas “obras de la naturaleza” proclaman la omnipotencia de su Creador. Según indica la Encyclopædia Britannica, el microscopio “reveló por primera vez un mundo donde los organismos manifiestan una complejidad que raya en lo increíble”.

Hooke fue la primera persona que examinó los fósiles al microscopio, lo que lo llevó a deducir que se trataban de restos o huellas de organismos que vivieron en tiempos remotos. En su Micrografía incluyó muchas otras observaciones científicas realmente apasionantes. De hecho, uno de sus contemporáneos, el afamado cronista Samuel Pepys, dijo que era “la obra más ingeniosa que [había] leído”. Y según Allan Chapman, profesor de la Universidad de Oxford especializado en Historia de la Ciencia, se trata de “uno de los libros que han configurado el mundo moderno”.

La reconstrucción de Londres

Tras el gran incendio que destruyó Londres en 1666, Hooke fue designado inspector de construcciones de la ciudad. Trabajó en estrecha colaboración con su amigo Christopher Wren, colega científico y primer arquitecto de la corona, para reconstruir la capital. Entre los múltiples diseños de Hooke figura el Monumento de Londres, de 62 metros [202 pies] de altura, erigido en conmemoración del incendio. Hooke pretendía utilizar el Monumento, la columna aislada de piedra más alta del mundo, para verificar sus teorías sobre la gravedad.

Aunque el Real Observatorio de Greenwich se atribuye a Wren, Hooke contribuyó significativamente a su diseño. Otra de las múltiples realizaciones de Hooke es la casa Montague, sede original del Museo Británico.

Hooke también fue un magnífico astrónomo y uno de los primeros en construir un telescopio reflector, al que llamó “telescopio gregoriano” en honor al matemático y astrónomo escocés James Gregory. Por este medio pudo observar que el planeta Júpiter gira sobre su eje y logró realizar bocetos de Marte, los cuales se usaron dos siglos después para calcular la velocidad de rotación de ese planeta.

¿Por qué cayó en el olvido?

En 1687, Isaac Newton publicó sus Principios matemáticos de la filosofía natural. Editados veintidós años después de la Micrografía de Hooke, describían las leyes del movimiento, entre ellas la ley de la gravedad. Pero lo cierto es que, como indica Allan Chapman, Hooke “había formulado antes que Newton muchos de los fundamentos de la teoría de la gravitación”. La labor de Hooke también estimuló las investigaciones de Newton sobre la naturaleza de la luz.

Por desgracia, las disputas en materia de óptica y gravitación agriaron las relaciones entre ambos hombres. Newton llegó al extremo de eliminar de sus Principios matemáticos toda referencia a Hooke. Un especialista asegura que también intentó borrar de los registros las contribuciones que este había hecho a la ciencia. Además, los instrumentos de Hooke —muchos elaborados artesanalmente—, buena parte de sus ensayos y el único retrato auténtico suyo se esfumaron una vez que Newton se convirtió en presidente de la Sociedad Real. A consecuencia de lo anterior, la fama de Hooke cayó en el olvido, un olvido que duraría más de dos siglos.

Es irónico que fuera en una carta que Newton envió a Hooke el 5 de febrero de 1675 donde el primero escribió estas famosas palabras: “Si he logrado ver más lejos, ha sido porque he subido a hombros de gigantes”. Y, sin duda, Robert Hooke fue un gigante de su época como arquitecto, inspector de construcciones, astrónomo, experimentador e inventor.

[Nota]

^ párr. 3 Da Vinci fue un destacado pintor, escultor, ingeniero e inventor italiano que vivió entre los siglos XV y XVI.

[Ilustraciones de la página 26]

Escarcha y copos de nieve dibujados por Hooke

[Ilustración de la página 26]

Microscopio diseñado por Hooke

[Ilustración de la página 27]

Hooke empleó la palabra célula para referirse a las cavidades del corcho

[Ilustración de la página 27]

En su libro Micrografía, Hooke representó lo que veía por el microscopio

[Ilustraciones de la página 27]

Tamaño aproximado de una pulga

Según cuentan, las damas se desmayaban al ver este dibujo de una pulga que hizo Hooke

[Ilustración de la página 28]

La casa Montague es uno de los muchos diseños arquitectónicos de Hooke

[Ilustración de la página 28]

Dibujo de Hooke que ilustra su ley de la elasticidad

[Ilustración de la página 28]

El Monumento de Londres es la columna aislada de piedra más alta del mundo

[Ilustración de la página 28]

El Real Observatorio de Greenwich

[Reconocimiento de la página 26]

Resorte, microscopio y copos de nieve: cortesía de Posner Memorial Collection, Carnegie Mellon University Libraries

[Reconocimiento de la página 27]

Imágenes por cortesía de Posner Memorial Collection, Carnegie Mellon University Libraries

[Reconocimientos de la página 28]

Diagrama de un resorte: cortesía de Posner Memorial Collection, Carnegie Mellon University Libraries; Monumento de Londres: Matt Bridger/DHD Multimedia Gallery; Real Observatorio: © National Maritime Museum (Londres)