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Grandes monstruos de las profundidades

Grandes monstruos de las profundidades

Grandes monstruos de las profundidades

Una monstruosa criatura asciende del océano, atrapa un barco y arrastra a los marineros al fondo marino. Esta historia ha proporcionado la trama de múltiples relatos legendarios; pero, en realidad, ¿existen tales criaturas?

EN 2007 fue capturado accidentalmente un calamar colosal en el mar de Ross, en la Antártida. Medía cerca de 10 metros (33 pies), incluidos sus tentáculos, y pesaba casi 500 kilos (1.000 libras). Según los biólogos, esta especie podría alcanzar incluso mayor tamaño.

Otro monstruo marino similar es el calamar gigante. Tiene forma de torpedo, ojos del tamaño de la cabeza de un hombre, un pico parecido al del loro y tan robusto que puede cortar cables de acero, ocho brazos dotados de ventosas y dos largos tentáculos con los que se acerca el alimento a la boca. Se impulsa en el agua a 30 kilómetros (20 millas) por hora, e incluso puede proyectarse en el aire.

Durante todo el siglo XX se informaron menos de cincuenta avistamientos de estos gigantes, y nunca se han estudiado en su hábitat.

Ballenas gigantescas

Los calamares colosales y los gigantes, no obstante, son simple alimento para depredadores mayores, como el cachalote, cetáceo que puede llegar a medir 20 metros (60 pies) de largo y pesar 50 toneladas. ¡Uno solo de sus dientes pesa 900 gramos (2 libras)! En el estómago de algunos ejemplares muertos se han encontrado pedazos de calamares gigantes. Estos cetáceos presentaban en su enorme cabeza achatada cicatrices circulares ocasionadas por ventosas de calamar, indicios de una lucha a muerte. En 1965, un ballenero soviético aseguró haber visto una pelea entre un calamar gigante y un cachalote de 40 toneladas. Ninguno de los dos sobrevivió. El cetáceo, estrangulado, quedó flotando en el agua con la cabeza del calamar en su estómago.

Aunque no podemos menospreciar el tamaño del calamar gigante ni el del cachalote, la ballena azul, el mamífero más grande, les gana la partida. El mayor ejemplar de que se tenga constancia —33 metros (108 pies)— fue una hembra adulta capturada en la Antártida. Esta especie puede alcanzar las 150 toneladas de peso. Tan solo la lengua viene a pesar lo que un elefante adulto, y los recién nacidos pesan nada menos que 3 toneladas y miden de 7 a 8 metros (23 a 27 pies) de largo. Debido a la caza intensiva, la ballena azul llegó al borde de la extinción en la década de 1960, y en la actualidad se la tiene como una especie en peligro crítico.

Los feroces y los dóciles

Con sus 3.000 formidables dientes, el tiburón blanco es quizás el carnívoro acuático más temible. El mayor ejemplar de la historia midió 7 metros (23 pies) de largo y pesó 3.200 kilos (7.000 libras). Su sentido del olfato es tan agudo que le permite detectar una gota de sangre diluida en 100 litros (25 galones) de agua.

El tiburón ballena es actualmente el pez más grande, con una longitud de 7,5 metros (25 pies), aunque algunos ejemplares llegan a duplicar ese tamaño. Con su boca de más de un metro (cuatro pies) podría fácilmente tragarse a un hombre. Pero lejos de ser un feroz depredador, es un gigante pacífico que se alimenta de plancton y peces pequeños.

“La insólita anatomía digestiva del tiburón ballena lo hace un serio candidato para la historia de Jonás”, informa la revista National Geographic, aludiendo así al relato bíblico sobre un gran pez que se tragó a dicho profeta. Los tiburones ballena tienen “una manera pacífica de eliminar los grandes objetos difíciles de digerir que tragan por accidente” (Jonás 1:17; 2:10).

El gigante tímido

Otra criatura marina enorme es el pulpo gigante, que llega a pesar 250 kilos (600 libras). Leyendas antiguas lo pintan como una criatura malvada capaz de hundir embarcaciones con sus ocho brazos; pero, en realidad, se trata de un animal tímido que se esconde en las cuevas y grietas del fondo marino. Alcanza una envergadura de 10 metros (30 pies) y posee el cerebro más grande de todos los invertebrados. De hecho, los pulpos son sumamente inteligentes y pueden aprender tareas complejas como salir de laberintos y desenroscar tapaderas de frascos.

El pulpo gigante —al igual que el calamar gigante— se camufla cambiando de color, utiliza propulsión a chorro para desplazarse en el agua y escapa del peligro lanzando una densa nube de tinta. Incluso es capaz de salir a ratos del agua en busca de comida.

Estas criaturas de las profundidades honran a Jehová, su Creador. Con razón el salmista cantó: “Alaben a Jehová desde la tierra, monstruos marinos y profundidades acuosas todas” (Salmo 148:7).

[Ilustración de la página 17]

TAMAÑOS

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

Tiburón blanco

Pulpo gigante

Tiburón ballena

Calamar gigante*

Calamar colosal*

*tamaño aproximado

Cachalote

Ballena azul

pies 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0

metros 30 25 20 15 10 5 0

[Ilustración de la página 15]

Tiburón blanco

[Ilustración de la página 15]

Pulpo gigante

[Ilustración de las páginas 16 y 17]

Cachalote

[Ilustración de la página 16]

Tiburón ballena

[Ilustración de la página 17]

Ballena azul y ballenato

[Reconocimientos de la página 15]

Tiburón: © Steve Drogin/SeaPics.com; dibujo: Getty Images; pulpo: © Brandon Cole

[Reconocimientos de la página 17]

Cachalote: © Brandon Cole; ballenas azules: © Phillip Colla/SeaPics.com; tiburón ballena: © Steve Drogin/SeaPics.com