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Hablan los padres

Hablan los padres

Hablan los padres

La adolescencia presenta retos completamente nuevos para muchos padres. Pero debe saber que esta etapa es tan confusa para su hijo como lo es para usted. ¿Qué puede hacer para ayudarlo a salir airoso de ella? Lea lo que han expresado algunos padres de diferentes partes del mundo.

LOS CAMBIOS

“De niño, mi hijo aceptaba sin quejarse todos mis consejos; pero cuando se hizo adolescente, empezó a cuestionar mi autoridad. No solo discutía lo que le decía, sino también mi manera de decírselo.” (Frank, Canadá.)

“Mi hijo ya no habla tanto como antes. Ahora tengo que preguntarle qué piensa en vez de esperar que venga y me lo cuente. Además, la respuesta no sale de inmediato; llega, pero tarda en llegar.” (Francis, Australia.)

“La paciencia es primordial. Aunque hay veces que uno quisiera gritarles a los hijos, siempre es mejor calmarse y conversar con ellos.” (Felicia, Estados Unidos.)

LA COMUNICACIÓN

“A veces, mi hija levanta una muralla defensiva o piensa que me la paso criticándola. Entonces tengo que recordarle que la quiero, que estamos en el mismo equipo y que soy su fan número uno.” (Lisa, Estados Unidos.)

“De pequeños, mis hijos me lo contaban todo. Era muy fácil hacer que se expresaran. Ahora tengo que ser más comprensiva y mostrarles que respeto su individualidad. Solo así consigo que me abran su corazón.” (Nan-hi, Corea.)

“No basta con prohibirle algo a un adolescente. Hay que razonar con él y tratar de llegar a su corazón conversando. Pero para lograrlo, uno debe estar dispuesto a escuchar lo que él tiene que decir, incluso si es algo que uno preferiría no escuchar.” (Dalila, Brasil.)

“Cuando tengo que llamarle la atención a mi hija, trato de que sea en privado, no delante de los demás.” (Edna, Nigeria.)

“A veces, cuando mi hijo y yo estamos platicando, me empiezo a distraer con quehaceres de la casa y no le doy toda mi atención. Sé que él se da cuenta y pienso que es en parte por eso que no habla mucho conmigo. Necesito hacerle más caso cuando me habla para que no deje de expresarse.” (Míriam, México.)

LA INDEPENDENCIA

“Siempre me había dado miedo darles más independencia a mis hijos, y he de reconocer que eso ha sido una fuente de conflictos. Así que decidí hablar francamente del tema con ellos. Les expliqué cuáles eran mis temores, y ellos me dijeron por qué querían más libertad. Al final logramos acordar que ellos la obtendrían, pero con límites razonables.” (Edwin, Ghana.)

“Mi hijo quería una moto. Me pareció tan descabellada la idea que me puse a regañarlo y a señalarle todos los peligros sin permitirle siquiera explicarse. Pero lo único que logré fue que se enojara y se empeñara más en conseguirla. Así que intenté una estrategia distinta. Le pedí que analizara el asunto desde todos los ángulos: los riesgos, el costo, los requisitos para obtener y conservar una licencia... También le dije que hablara con algunos cristianos maduros de la congregación. Me di cuenta de que si quería llegar a su corazón, no podía ser intransigente, sino que debía animarlo a expresar abiertamente sus deseos.” (Hye-young, Corea.)

“Les pusimos límites a nuestros hijos, pero también empezamos a concederles mayor libertad. Cuanto mejor la usaban, más recibían. Les ofrecimos muchas oportunidades para ganársela y les aclaramos que nuestro deseo era que la obtuvieran. Eso sí, cuando abusaban de nuestra confianza, no los dejábamos salirse con la suya.” (Dorothée, Francia.)

“Aunque nunca rebajé mis normas, les hacía concesiones a mis hijos cuando se portaban bien; por ejemplo, a veces los dejaba llegar a casa más tarde de lo habitual. Ahora, si llegaban tarde sin permiso en más de una ocasión, tenían que pagar las consecuencias.” (Il-hyun, Corea.)

“Mientras más responsable y cumplidor es un empleado, más consideraciones tiene con él su jefe. Del mismo modo, mi hijo sabe que mientras más obediente y responsable sea, más independencia irá obteniendo. Pero también sabe que así como un empleado es sancionado por no cumplir con sus obligaciones, él puede perder lo que ha ganado si no actúa responsablemente.” (Ramón, México.)

[Comentario de la página 22]

“Educa a tu hijo desde niño, y aun cuando llegue a viejo seguirá tus enseñanzas.” (Proverbios 22:6, Traducción en Lenguaje Actual)

[Ilustraciones y recuadro de la página 23]

HISTORIAS FAMILIARES

“Ser padre de un adolescente es una magnífica experiencia”

Joseph: Mis dos hijas mayores son adolescentes. Para mí es muy importante escucharlas y reconocer que tienen su propio punto de vista. Algo que me ayuda a mantener abiertas las líneas de comunicación es aceptar con humildad mis fallos y hablarles con respeto. En resumidas cuentas, yo diría que ser padre de un adolescente es una magnífica experiencia gracias a la guía de la Biblia, la Palabra de Dios.

Lisa: Noté que cuando nuestra hija mayor llegó a la adolescencia comenzó a necesitar aún más de mi atención. Recuerdo que pasaba mucho tiempo escuchándola, hablándole y tranquilizándola. Mi esposo y yo les hemos dicho a las niñas que pueden expresarse libremente y que respetaremos sus sentimientos. Siempre intento seguir el consejo de Santiago 1:19 de ser “presto en cuanto a oír, lento en cuanto a hablar”.

Victoria: Mi madre es mi mejor amiga. No conozco a nadie más dulce y comprensivo que ella; y así es con todo el mundo. No puedo pensar en una mejor palabra para describirla que auténtica. Nadie podría reemplazarla.

Olivia: Mi padre es cariñoso y generoso. Siempre se ofrece a ayudar a los demás, incluso cuando nosotros mismos no tenemos mucho. Es un hombre serio, pero también puede ser superdivertido. Es un padre muy especial, ¡y me encanta que sea mío!

“No tenemos tiempo para aburrirnos”

Sonny: Si las niñas tienen algún problema, nos sentamos con ellas y lo hablamos. Siempre somos sinceros unos con otros y usamos los principios bíblicos para tomar decisiones. Ynez y yo procuramos que las niñas tengan amigos que sean espirituales. Sus amigos son nuestros amigos, y los nuestros son los de ellas.

Ynez: Siempre estamos ocupados y hacemos muchas cosas juntos. Como somos testigos de Jehová, predicamos, estudiamos la Biblia individualmente y en familia, y trabajamos como voluntarios en labores de socorro, construcción de Salones del Reino y demás. Claro, también pasamos tiempo en actividades recreativas. En realidad, no tenemos tiempo para aburrirnos.

Kellsie: Mi padre sabe escuchar; además nos consulta a las tres antes de tomar decisiones importantes. Mi madre siempre me dice que sí cuando necesito su ayuda o cuando simplemente quiero hablar.

Samantha: Mi madre me hace sentir muy especial, muy querida y muy importante, aun sin darse cuenta. Me escucha y se preocupa por mí. No cambiaría su amistad por nada.

[Ilustraciones]

La familia Camera: Joseph, Lisa, Victoria, Olivia e Isabella

La familia Zapata: Kellsie, Ynez, Sonny y Samantha

[Ilustración de la página 22]

Los padres pueden conceder cierto grado de independencia a sus hijos, pero también deben fijar límites razonables