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Mito 3: Todos los buenos van al cielo

Mito 3: Todos los buenos van al cielo

¿Cómo se creó el mito?

A partir del siglo II, cuando los apóstoles de Jesús ya habían muerto, cobró importancia un grupo de teólogos conocidos hoy como los Padres de la Iglesia. Según una enciclopedia, “enseñaban que el alma incorpórea recibe la gloria celestial inmediatamente después de cualquier purificación que sea necesaria tras la muerte” (New Catholic Encyclopedia, 2003).

¿Qué dice la Biblia?

“Felices son los de genio apacible, puesto que ellos heredarán la tierra.” (Mateo 5:5.)

Aunque Jesús prometió a sus discípulos que les prepararía un lugar en el cielo, no dio a entender que todas las personas buenas irían allí (Juan 3:13; 14:2, 3). Recordemos que él oró para que se hiciera la voluntad de Dios no solo “en el cielo”, sino también “sobre la tierra” (Mateo 6:9, 10). En realidad, existen dos posibles destinos para los justos. Unos pocos irán al cielo para reinar con Cristo, pero la mayoría vivirá eternamente en la Tierra (Revelación [Apocalipsis] 5:10).

Con el tiempo, la Iglesia primitiva cambió el concepto que tenía sobre su función en la Tierra. Una enciclopedia explica que “la Iglesia como institución poco a poco fue ocupando el lugar del esperado Reino de Dios” (The New Encyclopædia Britannica). A fin de consolidar su poder, comenzó a mezclarse en la política, a pesar de que Jesús había indicado claramente que sus seguidores no serían “parte del mundo” (Juan 15:19; 17:14-16; 18:36). Bajo la influencia del emperador romano Constantino, la Iglesia llegó a cambiar algunas de sus creencias fundamentales. Como veremos, una de ellas tenía que ver con la mismísima naturaleza de Dios.

Examine estos versículos: Salmo 37:10, 11, 29; Juan 17:3; 2 Timoteo 2:11, 12.

LA VERDAD:

La mayoría de las personas buenas vivirán para siempre en la Tierra, no en el cielo.