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¿Soy adicto a los medios electrónicos?

¿Soy adicto a los medios electrónicos?

Los jóvenes preguntan

¿Soy adicto a los medios electrónicos?

¿Qué tienen en común estas tres personas?

“Me encantan los mensajes de texto. Es lo mejor que se ha inventado. Podría decirse que es lo más importante en mi vida.” (Alan) *

“Mi mamá compró un televisor para mi habitación, y yo estaba loca de contenta. Por las noches, en vez de irme a dormir, me quedaba horas y horas viendo la tele. Prefería hacer eso a pasar tiempo con mi familia y mis amigos.” (Teresa)

“Durante un tiempo fui incapaz de ir a ninguna parte ni hacer nada sin preguntarme si alguien habría colgado algo en mi página de Internet. Si me despertaba de noche, tenía que conectarme. En cuanto podía, actualizaba mi blog.” (Ana)

¿Cuál de estos tres jóvenes crees tú que es adicto a un medio electrónico?

□ Alan □ Teresa □ Ana

CUANDO tus padres eran adolescentes, los principales medios electrónicos eran la radio y la televisión. Por entonces, los teléfonos solo eran teléfonos —se limitaban a transmitir la voz y solían estar fijos en la pared—. ¿Te suena horriblemente pasado de moda? Una muchacha llamada Ana así lo cree: “Mis padres crecieron en la prehistoria de la tecnología. Ahora es cuando empiezan a enterarse de cómo se usan algunas funciones de su celular”.

Hoy día, y con un solo aparato que te cabe en el bolsillo, tú puedes recibir llamadas, escuchar música, ver espectáculos, jugar, enviar mensajes electrónicos a tus amigos, hacer fotos y conectarte a la Red. Como has crecido rodeado de computadoras, teléfonos celulares, televisores y conexiones a Internet, quizás te parezca normal estarlos usando continuamente. Sin embargo, tus padres tal vez opinen que eres adicto a esos medios. Si te dicen que están preocupados, no rechaces su opinión pensando que son unos exagerados. El rey Salomón afirmó: “Cuando alguien responde a un asunto antes de oírlo, eso es tontedad de su parte y una humillación” (Proverbios 18:13).

¿Crees que tus padres no tienen razones para preocuparse? Realiza el siguiente test para ver si muestras síntomas de adicción a algún medio electrónico.

“¿Soy adicto?”

Una enciclopedia define adicción como “repetición habitual de un comportamiento descontrolado que la persona no puede o no quiere dejar, a pesar de sus efectos dañinos”. Según esa definición, los tres jóvenes citados al comienzo de este artículo en realidad son o han sido adictos a los medios electrónicos. ¿Y tú? Fíjate en los diferentes aspectos de la definición que se analizan abajo. Lee las citas y piensa si has dicho o hecho algo parecido. Entonces escribe tus respuestas.

Comportamiento descontrolado. “Dedicaba horas y horas a los juegos electrónicos. Me quitaban el sueño y eran mi único tema de conversación. Me aislé de mi familia y llegué a perderme en los mundos virtuales de los juegos.” (Andrés.)

¿Cuánto tiempo crees tú que es razonable dedicar cada día a los medios electrónicos? ․․․․․

¿Cuánto tiempo creen tus padres que deberías dedicar? ․․․․․

¿Cuánto tiempo en total dedicas diariamente a enviar mensajes de texto, ver la tele, subir imágenes y comentarios a alguna página de Internet, entretenerte con algún juego electrónico o cosas parecidas? ․․․․․

Después de ver tus respuestas, ¿dirías que usas los medios electrónicos en exceso?

□ Sí □ No

Comportamiento que no se puede o no se quiere dejar. “Mis padres me ven todo el tiempo enviando mensajes de texto y dicen que me estoy pasando. Pero tendrían que ver la cantidad que envían otros chicos de mi edad. Por supuesto, si me comparo con mis padres, yo envío muchos más. Pero eso es como comparar manzanas con naranjas: ellos tienen 40 años y yo 15.” (Alan.)

¿Te han dicho tus padres o tus amigos que dedicas mucho tiempo a algún medio electrónico?

□ Sí □ No

¿No puedes o no quieres controlar el uso de ese medio?

□ Sí □ No

Efectos dañinos. “Mis amigos no paran de enviar mensajes de texto, incluso cuando van conduciendo. Y eso es peligrosísimo.” (Julie.)

“Cuando tuve mi primer teléfono celular, no hacía otra cosa que llamar y enviar mensajes. Eso me alejó de mi familia y hasta de algunos de mis amigos. Ahora veo que cuando salgo con amigos y estoy hablando con ellos, me interrumpen constantemente para decir: ‘Espera, tengo que contestar este mensaje’. Esa es una razón por la que no somos más amigos.” (Charo.)

¿Lees o envías en ocasiones mensajes de texto mientras conduces o estás en clase?

□ Sí □ No

Cuando estás con amigos o familiares, ¿interrumpes constantemente la conversación para contestar correos electrónicos, llamadas de teléfono o mensajes de texto?

□ Sí □ No

¿Te roba horas de sueño o te distrae de tus estudios el uso de medios electrónicos?

□ Sí □ No

El equilibrio es posible

Si utilizas algún aparato electrónico —sea una computadora, un celular o cualquier otro—, plantéate las cuatro preguntas que aparecen abajo. Seguir los consejos que se hallan en la Biblia y unas cuantas normas básicas te ayudará a evitar problemas y mantener el control.

1. ¿Cuáles son los contenidos? “Piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo que merece respeto, en todo lo que es justo y bueno; piensen en todo lo que se reconoce como una virtud, y en todo lo que es agradable y merece ser alabado.” (Filipenses 4:8, Traducción en lenguaje actual.)

Mantén el contacto con tus amigos y tu familia; cuéntales tus novedades y opiniones en un tono positivo (Proverbios 25:25; Efesios 4:29).

No difundas chismes. Asegúrate de que los mensajes de texto, imágenes, videoclips y programas que veas o envíes no sean moralmente degradantes (Colosenses 3:5; 1 Pedro 4:15).

2. ¿Cuándo lo utilizo? “Para todo hay un tiempo señalado, aun un tiempo para todo asunto bajo los cielos.” (Eclesiastés 3:1.)

Fija un límite al tiempo que dedicas a llamadas telefónicas, mensajes de texto, programas de televisión o videojuegos. Por respeto, apaga el aparato cuando estés en actos importantes, como reuniones religiosas. Siempre podrás responder a los mensajes después.

No dejes que los medios electrónicos te roben el tiempo que has pensado dedicar a tu familia y amigos, al estudio o a las actividades espirituales (Efesios 5:15-17; Filipenses 2:4).

3. ¿Con quién paso el tiempo? “No se extravíen. Las malas compañías echan a perder los hábitos útiles.” (1 Corintios 15:33.)

Usa los medios electrónicos para fortalecer tus vínculos con quienes te animen a tener buenos hábitos (Proverbios 22:17).

No te engañes: adoptarás las normas, la forma de hablar y los puntos de vista de aquellos con quienes te relacionas a través del correo electrónico, los mensajes de texto, la televisión, los videos o Internet (Proverbios 13:20).

4. ¿Cuánto tiempo les dedico? “Aseg[úrate] de las cosas más importantes.” (Filipenses 1:10.)

Anota el tiempo que dedicas a los medios electrónicos.

No pases por alto los comentarios de tus amigos o los consejos de tus padres si te dicen que estás dedicando mucho tiempo a algún medio electrónico (Proverbios 26:12).

Andrés, mencionado anteriormente, resume bien cuál es la postura equilibrada: “Los aparatos electrónicos son divertidos, pero para usarlos solo un rato. He aprendido a no dejar que la tecnología me separe de mi familia y mis amigos”.

Encontrarás más artículos de la sección “Los jóvenes preguntan” en www.watchtower.org/yps

[Nota]

^ párr. 4 En este artículo se han cambiado algunos nombres.

[Ilustraciones y recuadro de la página 25]

LO QUE OPINAN OTROS JÓVENES

“Mis padres solían decirme que me iban a pegar las manos al celular, para que pudiera usarlo todo el tiempo. Al principio me parecía gracioso, pero luego comprendí que no bromeaban. Ahora envío menos mensajes, y nunca me he sentido mejor.”

“En todo momento sentía la necesidad de conectarme a Internet para ver si tenía mensajes. Estaba descuidando mis tareas escolares y demás estudios. Ahora que lo uso menos, me he quitado un gran peso de encima. La clave está en la moderación.”

[Ilustraciones]

Jovarny

Mariah

[Recuadro de la página 26]

“ERA ADICTA A LAS REDES SOCIALES”

“Hace unos años tuve que separarme de mis amigos debido a la mudanza de mi familia. Yo quería seguir en contacto con ellos, y me invitaron a unirme a una página de intercambio de fotografías. Me pareció una idea estupenda, pues no estaría hablando con extraños sino solo con conocidos, así que no vi ningún problema.

”Al principio todo fue bien. Entraba a la página una vez a la semana para ver las fotos de mis amigos, comentarlas y leer lo que ellos decían sobre las mías. Pero pronto se convirtió en una obsesión. Cuando quise darme cuenta, ya me pasaba todo el tiempo conectada a la página. Los amigos de mis amigos veían que estaba mucho tiempo en línea y me invitaban a ser su amiga. Ya sabes cómo funciona: un amigo te dice que alguien es muy simpático y tú lo incluyes en la lista de tus contactos. En cuanto te descuidas, tienes cincuenta contactos en línea.

”Al poco tiempo no pensaba en otra cosa. Incluso mientras estaba conectada, me preguntaba cuándo podría volver a conectarme y colocar nuevas fotos. Leía algún comentario, colgaba algún video... y las horas se me iban volando.

”Tardé un año y medio en comprender que era adicta. Pero ahora controlo estrictamente el tiempo que paso en Internet y prefiero hacer amigos cara a cara con aquellos que comparten mis normas morales. Algunos de mis amigos no lo entienden, pero yo he aprendido la lección.” (Ellen, de 18 años.)

[Recuadro de la página 26]

¿POR QUÉ NO PREGUNTAS A TUS PADRES?

Es posible que te lleves una sorpresa cuando hables con tus padres sobre este asunto. Una joven llamada Cheryl explica: “En una ocasión, mi padre sospechó que uno de mis CD de música no era bueno. Le pregunté si nos podíamos sentar a escucharlo entero y él dijo que sí. Después me dijo que no le encontraba nada malo”.

Anota una pregunta que te gustaría hacerles a tus padres sobre los medios electrónicos.

[Recuadro de la página 27]

A LOS PADRES

¿Pasa su hijo mucho tiempo conectado a Internet, envía y recibe demasiados mensajes de texto o se lleva mejor con su reproductor de MP3 que con ustedes? En ese caso, ¿qué pueden hacer?

Una opción simple sería quitarle el aparato. Pero no supongan que todos los medios electrónicos son malos. Después de todo, es probable que ustedes mismos utilicen alguno que no existía en tiempos de sus padres. Así que en vez de sencillamente confiscarle el aparato a su hijo —a no ser que haya una razón de peso—, aprovechen la oportunidad para enseñarle a emplear los medios electrónicos con sensatez y moderación. ¿Cómo hacerlo?

Siéntense a conversar con él. En primer lugar, explíquenle lo que a ustedes les preocupa. En segundo lugar, escuchen lo que les diga (Proverbios 18:13). Y en tercero, traten de hallar soluciones prácticas. No teman fijar límites, pero sean razonables (Filipenses 4:5). “Cuando tuve un problema con los mensajes de texto —cuenta Ellen, mencionada anteriormente—, mis padres no me quitaron el teléfono; lo que hicieron fue ponerme normas. Su forma de tratar el asunto me ha ayudado a ser más equilibrada con los mensajes, incluso cuando mis padres no pueden ver lo que hago.”

¿Y si su hijo se pone a la defensiva? No piensen de entrada que sus consejos han caído en saco roto. Es mejor que sean pacientes y le den tiempo para pensar. Es posible que esté de acuerdo con ustedes y haga los cambios necesarios. Muchos adolescentes son como Sandra, que recuerda: “Al principio me ofendí cuando mis padres me dijeron que era adicta a la computadora. Pero luego, cuanto más lo pensaba, más cuenta me daba de que tenían razón”.

[Ilustración de la página 27]

¿Controlas tus aparatos electrónicos, o ellos te controlan a ti?