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El punto de vista bíblico

El valor de los elogios

El valor de los elogios

MUCHAS personas tienen la impresión de que nadie ve sus esfuerzos. Por ejemplo: hay empleados que se sienten poco apreciados por sus patrones, personas casadas que consideran que sus cónyuges no las valoran como deberían e hijos que piensan que, hagan lo que hagan, nunca estarán a la altura de lo que sus padres esperan de ellos. Con seguridad, tales sentimientos se mitigarían si todos estuviéramos más dispuestos a elogiar.

Oír alabanzas sinceras no es lo normal en el mundo de hoy, cosa que no sorprende, dado que la Biblia predijo: “En los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, [...] desagradecidos, desleales” (2 Timoteo 3:1, 2).

¿Ha recibido usted elogios sinceros? Entonces sabe por experiencia lo mucho que reconfortan y animan. “Una palabra a su tiempo apropiado, ¡oh, cuán buena es!”, dice la Biblia (Proverbios 15:23). Las Sagradas Escrituras fomentan el trato bondadoso entre la gente. Veamos cómo.

Busquemos lo bueno en los demás

Debido al profundo interés que tiene por nosotros, Dios se fija en nuestras cualidades y en nuestras obras, y las valora muchísimo. La Biblia nos asegura que “sus ojos están discurriendo por toda la tierra para mostrar su fuerza a favor de aquellos cuyo corazón es completo para con él” (2 Crónicas 16:9). Cuando le demostramos nuestro amor obedeciendo sus leyes, seguro que lo nota.

Jehová Dios no anda a la caza de nuestros errores; si así fuera, ninguno podría “estar de pie” delante de él (Salmo 130:3). Al contrario: es como el minero que remueve pacientemente montones de rocas en busca de piedras preciosas y, cuando encuentra una, se llena de felicidad. Claro, el valor de la piedra en bruto puede parecer insignificante; pero el minero sabe cuánto puede llegar a valer. Del mismo modo, cuando Dios ahonda en nuestro corazón, lo hace con el fin de buscar cualidades preciosas, no errores; y cuando las halla, se siente muy feliz. Él sabe que una vez talladas y pulidas pueden producir algo muy valioso: un fiel y devoto siervo suyo.

Aprendamos del ejemplo de Dios. Cuando miremos a los demás, en vez de centrarnos en sus defectos —como es la tendencia natural de los seres humanos⁠—, veámoslos como los ve Jehová y busquemos sus virtudes (Salmo 103:8-11, 17, 18). Y cuando las hallemos, elogiémoslos. ¿Cuál será el resultado? Nuestras palabras ciertamente los reanimarán y los motivarán a esforzarse aún más por hacer lo que es bueno. Nosotros, por nuestra parte, experimentaremos la dicha que produce el dar (Hechos 20:35).

Alabemos las buenas acciones

Jesús solía fijarse en las buenas acciones de la gente y las alababa. En cierta ocasión, una mujer enferma tocó discretamente su manto para sanarse. Jesús la encomió diciendo: “Hija, tu fe te ha devuelto la salud” (Marcos 5:34).

En otra ocasión, mientras enseñaba en el templo de Jerusalén, observó a los ricos que echaban sus ofrendas en las arcas del tesoro. Vio también a una viuda muy pobre que echó “dos monedas pequeñas de ínfimo valor”. Aunque los otros habían depositado mucho más dinero que ella, Jesús alabó en público la sinceridad de corazón de esta mujer. Dijo: “Esta viuda, aunque pobre, echó más que todos ellos. Porque todos estos echaron dádivas de lo que les sobra, mas esta echó, de su indigencia, todo el medio de vivir que tenía” (Lucas 21:1-4).

¿Cómo podemos copiar el ejemplo de Jesús? La Biblia dice: “No retengas el bien de aquellos a quienes se les debe, cuando sucede que está en el poder de tu mano hacerlo” (Proverbios 3:27).

El poder del elogio

En este mundo ingrato en que vivimos, todos necesitamos sentirnos amados y apreciados. Cuando prodigamos elogios francos, fortalecemos a nuestros semejantes y les elevamos el ánimo. Las alabanzas sinceras les darán motivo para seguir dando lo mejor de sí (Proverbios 31:28, 29).

La Biblia exhorta a los cristianos: “Considerémonos unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes” (Hebreos 10:24). El mundo sería distinto si toda la gente se interesara en los demás, buscara sus buenas cualidades y alabara sus buenas acciones. No cabe duda de que los elogios tienen un gran poder.

¿SE LO HA PREGUNTADO?

● ¿Por qué debemos alabar las buenas acciones ajenas? (Proverbios 15:23.)

● ¿Qué busca Jehová en nosotros cuando nos examina? (2 Crónicas 16:9.)

● ¿En qué ocasiones debemos elogiar a otros? (Proverbios 3:27.)

[Ilustración de la página 29]

¿Se fija usted en las buenas obras de los demás y las elogia?